Una escapada express para probar lo mejor de los viñedos de Alsacia!

Hace un par de fines de semana tuvimos que viajar a Alsacia (Francia) para el matrimonio civil de nuestra madrina Bea y su esposo Nico. Desde Zürich, estamos a dos horas y media en carro, lo que permitió el encuentro con nuestros amigos y facilitó la planeación de una escapadita de fin de semana!

Juanca, como siempre con sus maravillosas sorpresas, y reconociendo la importancia y la fama de los vinos de Alsacia, especialmente el Riesling, consideró oportuna una parada en el viñedo Domaine Weinbach después de recibir recomendaciones de varios expertos que lo sugirieron. Así, hizo la reservación correspondiente y el viernes 22 de Julio nos embarcamos en nuestra aventura!

A pesar de que varias nubes se reunieron a llorar por nuestra partida de Zürich, treinta minutos más tarde el cielo se despejó y fuimos los afortunados espectadores de los más espectaculares paisajes que reunieron lo mejor de los tres países por los que anduvimos: Suiza, Alemania y Francia! Campos repletos de girasoles, montañas y bosques reuniendo toda la gama de verdes de la naturaleza, quebradas, lagos y viñedos fueron nuestros acompañantes durante todo el camino.

Tan pronto entramos a Francia mi corazón lo sintió y se duplicó en tamaño! El olor de las uvas, los mercados gastronómicos callejeros, el olor característico del mejor pan del mundo saliendo de cada una de las panaderías, la riqueza de su agricultura manifestada en cada uno de los alimentos que exhiben, la variedad de productos gourmet incluidos, por supuesto, los quesos y el apasionante momento de dominar el idioma del lugar en el que estás, fueron apenas algunas de las maravillas que me hicieron el fin de semana y que me llenaron de sentimientos de nostalgia, admiración, apego e ilusión. Que increíble se sintió estar de vuelta!!!

Alsacia es reconocida por la cigüeña, símbolo de la región y sí se trata de gastronomía hay varios productos que la destacan: el quiche Lorraine, reconocido internacionalmente, el queso Munster, de corteza naranja, perfumado y sabor fuerte, la cerveza (el 60% de la cerveza francesa proviene de la región de Alsacia) la cual mezclan con Picon (un aperitivo de naranja), los reputados vinos blancos (Riesling, Gewürztrainer y Sylvaner), el pan de especies, el flammekueche, Kougelhopf y el pastel de ciruelas, entre muchos otros.

Nuestra primera parada fue en Colmar una ciudad preciosa y pintoresca que para el momento de nuestra visita estaba en todo su esplendor! Atravesamos algunas de sus calles y un mercadito callejero atrajo nuestra atención. Parqueamos justo al lado y dimos una vuelta por cada uno de sus puestos que nos hacían sonar el estomago al ser ya la hora del almuerzo. Cada uno de los puestos era atendido por familias con la mamá o el papá de líderes, pero con sus hijos encargados de varias de las tareas principales. Un niño, con sus excelentes habilidades comerciales, nos convenció de nuestra primera compra: un baguette de la vallée (un tipo de pan acompañado de queso y tocino), y una familia de mujeres y niñas nos cautivaron con sus «galettes» de verduras y cereales acompañadas de un delicioso pure de aguacate y tomate, que verdaderamente nos fascinaron!

Ya con el estómago satisfecho, continuamos nuestro camino hasta llegar al descrestante Domaine Weinbach. A medida que nos acercamos a nuestro destino comenzaron a surgir campos y campos de uvas y nos encontramos con la «Schlossberg hill», una colina famosa por ser terreno de las mejores uvas de vino blanco dadas las características idóneas del terreno: roca de granito con un suelo de arena poco profundo, orientación hacia el sur y una pendiente empinada que garantiza la exposición óptima a la luz solar. La Schlossberg hill fue el primer terreno de Alsacia en recibir el estatus de «Grand Cru» y Domaine Weinbach es particularmente favorecido dado que una tercera parte de sus vides provienen de este lugar, dando cabida a maravillosos Rieslings definidos por su elegancia y finura.

Otra porción de las vides de Domaine Weinbach proviene de la piedra y arena caliza de los suelos de los «Grands Crus» de Furstentum y Mambourgh, ideales para la uva Gewurztraminer que da lugar a vinos con una estupenda complejidad aromática y al nacimiento de, por ejemplo, Pinot Gris frutales y estructurados. El viñedo Altenbourg da plena expresión a los Pinot Gris y las uvas de Gewurztraminer.

Para culminar con la composición de la oferta de Domaine Weinbach, el viñedo «Clos des Capucins» con su arena limosa sobre piedra caliza acomoda algunas variedades de uvas como lo son el Muscat frutal, el Pinot Blanc, el Sylvaner y el Pinot Noir.

Todos los viñedos son cultivados utilizando métodos orgánicos y biodinámicos (preparaciones vegetales, animales y minerales sin pesticidas sintéticos ni fertilizantes), aprovechando de la mejor manera posible las prácticas tradicionales a través de equipos innovadores y escogiendo solo las uvas de mayor calidad para garantizar la autenticidad del vino de origen.

Pero bueno, para salirnos un poco de la parte técnica volvamos a nuestra visita. El lugar queda justo en la falda de la colina y esta rodeado por un muro mediano rústico, innumerables plantas de uvas y jardines llenos de rosas. Justo al finalizar la pequeña carretera se puede apreciar la imponente casa o castillo, como lo llaman allá, perfectamente mantenido donde cada rincón manifiesta la riqueza histórica y una fuerte tradición.

Al entrar a la casa, por la puerta principal, nos recibió Catherine (una de las herederas y responsables del lugar) quien nos guió por algunas de las salas donde otras personas estaban en plena experiencia. Como si supieran que soy cocinera apasionada, fuimos atropellados por la historia y tradición que caracterizan el lugar y fuimos los afortunados dueños, al menos por ese par de horas, de dos puestos en la mesa de la cocina donde se llevó a cabo nuestra degustación. Quisiera que mis palabras se convirtieran en imágenes que fueran apareciendo en la mente de todos ustedes para poderles describir de la manera más próxima esta cocina y el interior de la casa. Muros de piedra, vigas y techo de madera antigua, estufas, hornos y chimeneas de otra era, mosaicos clásicos en algunas paredes y todo tipo de accesorios preciados ayudándonos a transportar a momentos pasados.

Fuimos atendidos por Edouard quién nos guío e informó durante todo el proceso de degustación con muchísima amabilidad y disposición. Antes de compartirles la experiencia de los vinos, quiero contarles un poco de la historia para que su imaginación los acerque, aún más, a lo que significa este lugar. Domaine Weinbach fue establecido en 1612 como un monasterio de Capuchinos. Sin embargo, el muro que rodea la bodega, formando lo que se conoce como el «Clos des Capucins» había sido sembrado con vinos desde el 890 A.C. cuando la emperatriz Ricarda lo donó a la abadía de Etival (razón por la cual la etiqueta esta adornada con el dibujo de un monje).

Durante la revolución francesa el campo fue vendido como propiedad nacional y en 1898 fue adquirido por Théodore y Jean-Baptiste Faller para luego pasar a manos de su descendiente Theo. Theo desarrolló, amplió y mejoró Domaine Weinbach trabajando, fuertemente, en el proceso de la viticultura, la calidad de las uvas y el reconocimiento de la denominación de origen controlada.

Desde 1979, su esposa Colette Faller, sus hijas Catherine y Laurence y el hijo menor de Catherine (Théo) han continuando con el legado que les dejó su antecesor y se han comprometido en términos de calidad  y excelencia. Como ya les conté, tuve el privilegio de conocer a Catherine en la degustación de ese viernes 22 de Julio.

Volviendo con la degustación, comenzamos con un Muscat reserva 2015 del «Clos des Capucines». Como la ignorancia es atrevida la palabra Muscat nos dio la idea de un vino dulce y de no muy buena calidad y Oh sorpresa! A pesar de su olor dulce, su color era casi transparente y su sabor fino, seco y fragante. Funciona perfecto como aperitivo y para acompañar espárragos o entradas de vegetales. Absolutamente Maravilloso!

Continuamos con un Pinot Blanc reserva 2015. Su olor más ligero que el del Muscat pero, por el contrario, un color más contundente hacia un amarillo o dorado. Un sabor más dulce, más seco con una tendencia delicada hacia lo frutal y una combinación equilibrada entre lo seco y lo aromático. Es ideal como aperitivo, por su frescura, pero también es muy buen acompañante de entradas que tengan queso como lo es un quiche, una ensalada de queso de cabra, un pie de cebollas, etc.

Luego vino el Riesling, definitivamente mi vino blanco de preferencia. De este probamos dos: Cuvee Colette 2015 y un Grand Cru Schlossberg 2015. Como siempre, en contra vía de gustos, yo preferí el primero y Juanca el segundo. Un olor entre cítrico y hierba fresca y un color amarillo caracterizan estos vinos. El gusto podría tratar de definirse como un equilibrio entre salado y astringente. Hace juego perfecto con los peces blancos, el sushi, el queso de cabra, las vieiras, langosta, cangrejo e incluso con carnes blancas de salsas ligeras.

 

Para extender este placer seguimos con un Pinot Gris, Cuvee Sainte Catherine 2015. Nunca antes lo habíamos probado y fue un interesante descubrimiento de mucho cuerpo . Un olor dulce, casi a caramelo y un color transparente caracterizan este vino. El sabor es entre ácido y dulce y se percibe como una mezcla entre mantecoso ahumado y frutas maduras. Va, perfectamente, con cerdo, risotto de hongos, pez espada, ternera, pato y cordero.

Por último, cerramos con el Gewurztraminer Altenbourg 2012. Por supuesto que esto también fue completamente nuevo para nosotros y creo que nunca olvidaremos este sabor mágico y diferente. Su olor dulce, floral (a rosas) y a miel. Su color amarillo y denso y su sabor dulce con unas gotas de acidez donde se perciben miel, nueces y especies dulces. Edouard nos contó que este vino lleva 47 grs de azúcar por litro y esto se percibe tan pronto como se huele. Hace juego perfecto peces ahumados y platos con especies asiáticas. También con foie gras y quesos fuertes como el Munster, el queso azul, Epoisses y Maroilles.

Cuando la degustación termina el problema es escoger ya que cada vino es un tesoro especial, diferente y único! Como la billetera no da para comprar todo y volver con una bodega completa a la casa, desafortunadamente, hay que escoger algunos y dejar unos cuantos. Para que tengan una idea los vinos del «Clos des Capucines» van desde los EUR 9 hasta los EUR 23.50. Los Pinot Noir desde 19 EUR hasta EUR 31. Los Riesling desde EUR 19 hasta EUR 52. Los Pinot Gris de EUR 19 a EUR 31 y los Gewurztraminer de EUR 24 a EUR 45. Aunque, es importante que sepan que esto depende del inventario de productos y va variando año a año. Hay también muchas otras opciones, clasificadas en cosechas tardías, selección de uvas nobles y quintaesencia de selección de uvas nobles «Cuvee» de oro donde encontrarán espectaculares tesoros como el vino que le escogimos a Bea y Nico, una opción muy especial para pasteleros: Gewurztraminer Grand Cru Schlossberg 2006.

Para mis lectores de Suiza y el resto de Europa no se pierdan esta sensacional oportunidad de visitar Domaine Weinbach a la vuelta de la esquina! Para mis demás lectores cuando vengan aprovechen!!! Estas son el tipo de oportunidades maravillosas donde se evidencian la pasión, determinación, tradición y donde nos podemos transportar con mucha facilidad a otras épocas! Una visita muy, muy, muy recomendada!

 Domaine Weinbach (25 Route du Vin, 68240 Kientzheim, Francia), +33 389471321, http://www.domaineweinbach.com/